Voy a desenredar el enigma del post anterior en varios episodios, por días, semanas después de la semana diabólica, porque el post anterior necesitaba traducción ^^.
El
domingo me peleé con mis padres. Sí, qué pasa, yo también me peleo. Mi padre se empeñaba en arreglarme la maleta 2 horas antes de irme en el tren. Y tenía que hacerla. Total, que tras una bronca, tuve que hacer la maleta pequeña, en la que no me cabe nada. Si hubiera sido otro día, no me hubiera afec

tado, pero los domingos me amargan, y sobre todo dos horas antes de irme para Sevilla. El tren, para más inri, iba
PETADO de gente y, tras enterarme que tenía que
renovar laplaza en la resi al día siguiente y el horario de por la mañana me coincidía con una práctica de radio a la que me era imposible faltar (soy la que está en control, joder). Vamos, que llevaba una cara de metro y medio y tenía
ganas de pegarle a unos sujetos que empiezan con m... porque otras cosas las ponen después de cenar para que vayamos todas, y me iba a quedar sin una habitación buena. Total, que el tren, coge y se para en mitad del campo, en medio de ninguna parte. ¡¡Hurra!!. Llegamos tarde a Sevilla, y fuimos a reclamar. Y el tío dijo que no se nos devolvía el dinero, porque de lo que había pasado (había una
nevera sin dueño en el tren, no sé si el mío o el de delante y temían que tuviera un
artefacto extraño) no era responsable Renfe. Eso sí vimos unas cabritas muy monas XDD. Nos pillamos después en Santa Justa un autobús hasta la Encarnación. Ésa noche no cené (es que me tomé el bocata en el tren parao en medio del campo. Yo sigo pensando que querían que hiciéramos picnic).