27 septiembre 2006

CINCO

- Y entonces vino Mintak y... ¿Me estás escuchando?
La chica seguía sentada en la valla del campo de entrenamiento, en su mundo, haciendo bolas con la miga del pan del almuerzo que iba almacenando en su regazo, con una sonrisa pensativa en el rostro.
- ¡Phyra!
- ¿Eh? ¡Ah, sí! Que Kladys se cayó del caballo, ¿no?
- No. Eso te lo conté hace media hora. ¿Se puede saber dónde estabas?
- Mi cuerpo estaba aquí...
- ¿y tu atención?
- Estaba puesta en... mi próxima trastada. -La cara se le iluminó mientras señalaba, levantando la barbilla, hacia donde estaba Nan.
- No sé cómo no te odia.
- ¿Por qué lo iba a hacer? Soy encantadora... a mi manera.
- No pongas cara de no haber roto un plato en tu vida. ¿Qué es lo que vas a hacer ahora? Te la vas a acabar ganando...
Nan estaba alejado unos metros, de espaldas a ellos, haciendo prácticas de tiro. La cara de frustración-concentración mientras tensaba el arco que le dedicaba a la diana, era digna de ver.
- Mmm... noooo. Si sólo es una broma...
- A veces das miedo.
- Calla, que no tengo mucho tiempo.
Cogió un trozo de cuerda de arco rota y un palo con forma de Y que había estado desbrozando antes y, pasando un trozo de cuero por la cuerda, ató esta al palo con pericia.
- Pásame una bola, anda.
Puso la bola de pan en el trozo de cuero y tensó el tirachinas. Nan volvía a intentar dar en el blanco. Tomó la cuerda y la acercó a su oreja, concentrado en la diana y, justo en el momento que fue a soltar la flecha, algo golpeó su mano y desvió su trayectoria.
Una maldición salió de sus labios al mismo tiempo que una voz conocida lanzaba un grito de júbilo.
- ¿Tú no estabas en la biblioteca?
- Estaba. Hay que ver, Nan, la puntería que tienes. -Bajó de la valla de un salto y se acercó a él-. Me pido que vayas a mi lado en la próxima batalla.
- ¿Eh?
- Mira, justo en el centro. Qué pena que no sea tu diana, sino la de tu compañero. Oye, que no me mires así. Que te he pedido que luches a mi lado, y eso que es más fácil que me mates tú en un descuido que todos los enemigos que tenga alrededor...
- ¡NIÑA!
La voz resonó en todo el patio antes de huir entre las almenas. Se volvió. De pie, en un extremo del patio, un joven embozado en una capa raída y llena de barro la miraba fijamente.
- Quién eres y qué quieres.
- No lo preguntas.
- No, lo exijo.
- Eres una descarada.
- Tú necesitas un baño y no te lo echo en cara.
- Ya lo has hecho.
- Sí, pero es que lo de "no te lo echo en cara" es una frase hecha que...
- Sigues igual de lianta.
Phyra miró hacia atrás de reojo. Todos habían parado el entrenamiento y observaban con curiosidad. Volvió a examinar al extraño que se acercaba a ella. Iba armado. "¿Qué se propondrá?" se preguntó curiosa.
- Te reto.
- No, yo no soy Tirreto. Tirreto es ése de...
-Phyra, no ha preguntado por Tirreto. Te ha retado.
- ¡Aaaah! Ya decía yo que ese brillo extraño en los ojos no podía ser precisamente amor...
- ¡Tú! ¿Con qué derecho retas a Helphyra?
La chica calló a Nan con sólo una mirada.
- Vale, pero antes me gustaría saber la razón.
- Me apetece y me han comentado que eres buena.
- Vamos allá.

10 septiembre 2006

Caleidoscopio de sentimientos

Últimamente tengo muchas cosas que decir y poco tiempo. Así que lo reuniré todo en éste post, sin nombres, vaya a ser que alguien piense que violo parte de su intimidad. Que cada uno se dé por aludido de su parte (si es que hay parte para él). No me hago responsable de las malinterpretaciones que puedan rondar por alguna cabecita, porque no escribo esto con mala intención. No me he enfadado con nadie (menos con el del punto 8 XDDD).
Si, de todas formas queréis montarme un pollo, hacedlo por mail.
1.- Spich va a desaparecer durante una temporada por problemas personales (sí, aunque a veces no lo parezca, yo también los tengo, como todos), exámenes y demás.
2.- No soy un mounstruo. También tengo ideas propias y, al contrario de lo que pareces creer, no intento imponer, ni a tí ni a nadie ni mis gustos ni mis opiniones. Nunca he ridiculizado las tuyas y las he respetado siempre. Comentarios como el que hiciste en cierto blog me hieren, porque yo no soy así y das una imagen equivocada de mí a gente que ni siquiera me conoce. No, no lo leí porque me lo dijera nadie y tampoco me lo han dicho. Voy a pensar que lo escribiste en caliente. Te recomiendo (que no te obligo) que te calmes antes de escribir o decir cierto tipo de cosas que después puede que sientas y desemboquen en lágrimas.
3.- Que escuche la opinión de los demás y no suela oponerme a las cosas no significa que no tenga criterio propio ni que sea fácilmente manipulable. Agradezco que te preocupes por mí, de verdad. Pero siempre he pensado que soy difícil de manipular, aunque no lo parezca. Y de ello pueden dar fe varias personas que no me pueden ver simplemente porque no bailo al ritmo que me marcan. En cuanto me lo huelo, o me rebelo o me dejo llevar (si con ello saco algún beneficio). Si veo que algo es razonable, no me opondré y, si la otra persona piensa que me manipula, déjala, más feliz será, de momento. Considero que toda persona tiende a su manera a la manipulación o, lo intenta. Es más, la sociedad misma nos manipula. No creo que ella me manipule más que el resto de la sociedad, estáte tranquila.
4.- Estoy deseando que nos veamos por la facultad. Tengo muchas esperanzas puestas en éste año y ¡creo que promete!
5.- Después de los exámenes tenemos que quedar, ¿eh?
6.- Que me ría o haga chistes sobre una situación no significa que le reste importancia. Puede que esté intentando eliminar tensiones para verlo desde un punto de vista más objetivo y poder ayudarte mejor.
7.- Creo que esos gamusinos tuyos tienen futuro, promesa. No dejes esos dibus de lado ;)
8.- Mira, me conoces MUY POCO para pensar que soy una niña feliz. Me has visto dos veces, así que deja de hacer el estúpido diciendo que siempre estoy riéndome porque esas dos veces estuviera contenta. ¬¬
9.- Te quiero un montón.
10.- Mi blog no es un ring para tirarse los trastos en caliente XDDD. Comentarios de ese tipo que no tengan nada que ver con el post, haced el favor de mandaroslo por mail.
11.- Amo al Alooonsooooo, aunque queme el motor a lo bonzooooooooo XDDDDDDD.
12.- Pisculichi no se queda quieto un momento. Ven a recogerlo XD.
HE HABLADO
P.D: Si he herido sentimientos, que sepáis que no era mi intención. He intentado exponer las cosas tal y como las veo, cuidando las palabras (y creo que está bastante bien, considerando que no estoy en mi mejor momento ^0^).
A TOD@S: ¡Nos leemos ya mismo!

02 septiembre 2006

CUATRO

- LOS CABAAALLOS YA MAAAAARCHAN A LA BATAAAAAAAALLAAAAAAAAAA....

Conocía esa voz demasiado bien, y por eso no pensó que su propietaria estaba borracha. Solamente era... distinta. Tenía que agradecer que cantara (o, mejor dicho, chillara),porque iba a facilitarle la tarea de encontrar su tienda y, de hecho, se lo estaba facilitando.

- ...LOS TAMBORES RESUEEEENAN EN MIIIIIII CORAZÓNNN...

Llegó a la entrada y tomó aire, resignado. No cambiaría nunca. Levantó la tela de la entrada para encontrarse un espectáculo parecido al que se esperaba.
Una chica bailoteaba en la tienda, al son de la antigua balada a la que había dado un ritmo mucho más animado. Los cabellos, más despeinados que nunca, eran mayoría en su cara, mientras una cinta de cuero abrazaba a los que quedaban en una cola alta. Se acababa de quitar la abollada y sucia armadura, cuyas piezas se había encargado de desperdigar por el suelo de la tienda (eso sí, al ritmo de la música) y daba vueltas en torno a su coraza vestida sólo con una túnica de lino casi negra. Estaba ocupada apretando una venda en su brazo con los dientes y la mano contraria.

- ...EL AMAÑECÉ IA INTA DE LOJO OS CAAAAAAAAAAAAMPOOOZZZZ....
- ¡Ejem!
- ...PRELUDIO DE LA...
- Hola.

Paró en seco, con la venda todavía en la boca y la mirada fiera. Echó mano a una daga sacada de quién sabe dónde. Entonces, vió a Nan en una esquina de la tienda y sonrió, tendiéndole el brazo a medio vendar.

- ¡Hombre Nan! ¡Canta conmigo!
- Ni lo sueñes.

Y mientras ella seguía "cantando" (...GUERRA QUE LA LUNA NOS VERÁ GANARRRRR...), el chico se afanó en hacer el nudo en un brazo que no dejaba de balancearse al compás.

- Déjame adivinar, Nan. Vienes a decirme que estamos en guerra - le dijo en cuanto terminó con la venda- ¡Oye! ¡No me mires mal! Es lo que dijiste (dos veces y muy seriamente, si mal no recuerdo) la última vez que nos vimos. Tienes muy mala cara. ¿Has arreglado ya mi puerta?.
- ¡No!
- ¿No qué?
- No vengo a decirte eso y NO he arreglado tu puerta.
- Ojalá la tensión se comiera... ¿Crees que sería dulce, o salada? ¡A lo mejor sería tan picante que la lengua te ardería!... Creo que tengo hambre.
- ¿Me vas a hacer caso?
- Mmm...
-¡Eh!
- Supongo... eres el hijo del jefe...
- Pues no lo parece.
- ¡Ah! Pero es que, sinceramente, me importa poco de quién seas hijo, paso de tí. Me voy a comer. En mi escala de preferencias, un estómago lleno va antes que tú. Si es que tú apareces en ella...
- Preferiría que no le hablases así.
- ¡Jefe! ¿Y tú? ¿De dónde sales?.
- Salgo del campo, entro a tu tienda.
- ¿Y por qué no sales a mi tienda desde el campo?
- Deja de desviar la atención hacia otros asuntos.
- Me encantan los juegos de palabras.
- Ya veo.
- ¡No!. Lo que REALMENTE me gusta es pinchar a cierta persona que... - cortó, pasando su vista de Nan a la otra persona que había en la tienda- ¡Ah!. ¿Qué querías, jefe?.
- Le dije a mi hijo que te informara rápidamente de la situación y volviera. Ha pasado más de una hora desde entonces.
- Es que el pobre es MUY torpe. Y discúlpeme, jefe, pero es la verdad. Si se pierde en los pasillos del palacio... ¿Cómo lo vas a mandar a buscarme en un laberinto de tiendas?.
- Bueno, ¿te ha informado o no? -dijo arqueando divertido la ceja-.
- No. Se empeñó en cantar conmigo, pero no le dejé. Así que tiró todas las piezas de la armadura que tenía bien ordenadas en un rincón. Y todo porque se había enfadado. "Tienes que controlar tu ira, pequeño Nan" le dije. ¿Ves? Ya se ha vuelto a enfadar. - Y lo señaló-.

Nan, había pasado de la paciencia al mosqueo, pasando por la incredulidad. Y de éste al verdadero enfado, mientras oía la versión de los hechos un poco deforme que hacía ella.

- ¡PERO QUÉ...!

Una mano separó bruscamente la tela de la entrada, dejando ver a un soldado que no se demoró en el hueco.

- Menos mal que no es de madera, que si no, me quedaba sin puertas en nada -murmuró Phyra para sí-.
- ¡Señor! -dijo el soldado- ¡Problemas en el sector E-7 del campamento!
- ¿El hospital de campaña?
-Sí, los hombres que parecían haberse recuperado de la mordedura de esas criaturas extrañas, están cayendo fulminados uno tras otro.
- Nankryel, informa a Helphyra de la situación tras la batalla. Yo voy a ver si puedo hacer algo. Reúnete conmigo en un cuarto de hora. Phyra, acompáñalo, vaya a ser que se pierda.

Y desapareció rápidamente, dejando una corriente de aire tras de sí. Helphyra se volvió hacia el chico que quedaba en su tienda.

- ¿Heridos?
- Unos 600 hombres
- ¿Leves?
- 400 arriba o abajo.
- ¿Muertos?
- Estamos empezando a recogerlos del campo de batalla. Habrá que sumar los de la enfermería.
- ¿Cuántos calculas que son?
- Más de los que esperábamos. Más de los que nos gustaría.
- Siempre son más de los que nos gustaría. ¿Escuadrón más perjudicado?
- Slinkën.
- ¡Le dije al estúpido de Körg lo que tenía que hacer! ¡El resto de los escuadrones siguió la estrategia y funcionó bastante bien!¿Y qué hace él? ¡¡Atacar justo por el lado contrario!!. Supongo que tendré que hablar luego con él... Vámonos ya.
- Pero... ¡no has terminado de vendarte! - observó una herida de muy mal aspecto en el muslo- y la ropa...
- Eso es lo bueno. ¡Me curarán allí, es un hospital! Y además, como estamos en guerra, no importa si vas con la túnica sucia.
- ¿A eso lo llamas sucio? ¡Está casi negra!
- Es que, en realidad me la compré marrón oscuro y se me ha manchado un poco de polvo. ¡Andando!
- Oye... das miedo cuando te pones tan seria.
- Yo no me pongo, SOY seria. Lo que pasa es que me doy algunas concesiones para relajarme. Además, divertirse es, de alguna forma, algo muy serio.
- ¿Eh? -dijo sin acabar de comprender-.
- ¡Venga! - ella ya lo esperaba en el hueco que había abierto entre las telas- ¡Que si no, te pierdes!. Y, además... -la sonrisa se le ensanchó, traviesa- ¡Estamos en guerra! -imitó-
- ¡Hum!
Y la cara de enfado le duró hasta el sector E-7.